viernes, 13 de junio de 2014

Ob(via)solescencia programada

Los calendarios son el ejemplo más enfermizo de obsolescencia programada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Maestro Zen,

habito con diminutos mundos de lo que no asumo, y sumo y sumo, harto de paciencia escupo un discurso astuto, como buscandole a la cara el culo, y dudo que ninguno de los muchos trucos que uso me den un duro, pero aún así maduro, aunque sea duro, y de quince horas me paguen un tercio de lo echo, aprecio el trabajo serio, difruto del misterio de sueldos sin-ceros, abogo por los curros con pequeños, con crías de humano imperfecto, así corrijo mis virtudes y perfecciono mis defectos. Veo, veo, ¿qué ves? una cosita debajo de la cama, y no es un monstruo, es una puerta al sueño.
Un abrazo fuerte desde Campamento Anguiano La Isla