-Hey, Puta Cabeza. Tengo un boli. ¿Escribimos algo?
-Tengo un boli. Podemos ir a un hotel, descorchar una botella, pedir comida cara y observar cómo se echa a perder. Tirarnos allí toda la noche y el día siguiente. Tengo un boli, podemos hacerlo. Podemos robar un coche y conducir borrachos hasta que no quede gasolina. Y luego, andar. Andar hacia el Oeste, como hace el Sol, salir a buscarlo y mantener un atardecer perpetuo. Conocer mil razas y ponerles nombre a las cosas que nunca hemos visto, inventar las que nunca veremos, e ignorar las que no queremos ver. No pasará nada, tengo un boli. Definiremos el tiempo y el espacio en unidades que podamos transformar. Y nunca será tarde. Y nunca será pronto. Veremos ascender las hojas del suelo hasta los árboles. Daremos la espalda a la sombra y te enseñaré lo roja que se pone mi barba en verano, si es que decidimos que eso ocurra en verano. El mar sólo será el principio, tendremos que dibujar una nueva cartografía para viajeros como nosotros, usaremos mi boli para eso. Si no pasan los días, no envejeceremos. Y contaremos las Lunas en fracciones de millón. Tengo un boli. Estoy armado. Haré de tu piel un lienzo y de mi mano una goma. Andaremos a un palmo del suelo para no tropezarnos y nuca echaremos el cerrojo de nuestra no-casa. Nadie puede robar a quien sólo necesita imaginar para tener. ¿No lo entiendes? Y podemos empezar ahora mismo. Podemos hacerlo, sólo tienes que decirme que sí, tengo un boli. Tengo un puto boli en el bolsillo.
-Hey, hey, hey, Puta Cabeza, para el carro. ¿Tu crees que todo eso es posible?
-Ya no.
-Pues eso. Además ese boli es mío.
-Pues eso. Además ese boli es mío.
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