martes, 22 de mayo de 2012

Perdón


Puta Cabeza no entiende de tacto. Amarga cuando está amarga. Endulza el resto del tiempo. Es un barco gigante y silencioso que choca contra lo que quiere porque sabe que nunca se va a hundir. Y a veces juega conmigo aunque no se lo pida. Asoma la cabeza cuando yo le abro un hueco. Abre huecos para que me asome yo también. Molesta. Me muerde el cuello. Hace malabares con mis posesiones más valiosas sólo para ponerme nervioso. Se ha tirado todo el fin de semana conmigo, dando por culo como nunca lo había hecho antes. Ahora se me acerca temerosa, con el rabo entre las piernas, consciente de su comportamiento pasado, como un perro arrepentido. Puta Cabeza es pura desmesura, pero sabe quién manda; y al final, como un perro, huele a su dueño. Y yo, que no sé enfadarme, porque el día que lo enseñaron decidí irme al parque a fumar petas en vez de quedarme en clase, la recibo sin rencor. La huelo y la acaricio. Porque los dueños, al final, también aprenden a oler a sus perros. Y Puta Cabeza se acerca. Nos olemos un rato. Y se disculpa. A su manera, claro.

-Hey

-Hey

-¿Apostarías contra ti si fuera la única manera de ganar una apuesta? Supongo que no, porque el cien a uno es un paisaje alentador para tarados como tú. Y ya sé que amas la excepción, la aíslas, la observas y le buscas un hueco en el sistema. ¿Cómo no ibas a ser capaz de apreciar la excepción, si está por todas partes? Es masiva. Y todo lo que es masivo es valioso. ¿Cierto?

-Todo lo masivo es útil. El valor es subjetivo.

-Muy buena. Sigo. Te he estado observando. La excepción es para ti lo único válido, porque todo lo demás es previsible.

-No todo lo demás. Pero vas bien, eres buen observador.

-Y lo que es previsible no merece la pena. Pensar en lo previsible es perder el tiempo.

-Pensar es inevitable. Y el tiempo pasa igual, lo pierdas o no.

-No estaría tan seguro, pero bien, démoslo por bueno. Lo previsible y lo imprevisible son conceptos que nos llevan indefectiblemente a la idea de probabilidad. Y aquí empieza el miedo.

-Me da miedo la posibilidad, no la probabilidad. Me estás ofendiendo.

-Perdona.

-Irrelevante. Continúa.

-Temer la posibilidad pero no la probabilidad es temer el arma, pero no la puntería de quien la dispara. ¿Voy bien?

-Temer la posibilidad es temer las consecuencias. Yo ya no temo al fuego, hermanito, pero sí a las cenizas.

-Lo voy pillando. Creo que no soy tan buen observador, al fin y al cabo.

-¿Te estás cuestionando a ti mismo? Puta Cabeza, nunca has hecho esto antes. Te felicito.

-Gracias, no lo volveré a hacer. Pero aguarda, hay más. Comparas las cosas con lo que deberían ser. Y algunas veces consigues mejorarlas, pero la mayor parte del tiempo te quedas con la sensación de que hay algo mal. Sacas conclusiones que te llevan a nuevas preguntas. Y puedes con ello. Poco a poco vas aprendiendo. Pero siempre hubo nudos que tuvo que desatar tu madre. No tienes ni paciencia ni método para entenderlo todo. Eso lo sabes. Pero quieres arreglarlo. Tu problema es tu puta obsesión con arreglar.

-Te equivocas, me gusta más romper que arreglar.

-¿Has pensado alguna vez en por qué lo rompes todo?

-Llevas razón, prefiero arreglar.

-Coño, ahora eres tú quien se cuestiona a sí mismo. ¿Qué está pasando hoy?

-Será el tiempo.

-Hablando del tiempo. ¿Cuántas veces has mirado hoy el informe meteorológico?

-Serás cabrón. Un par.

-En serio.

-No menos de cinco veces.

-¿Y?

-Sol. Y buen tiempo.

-O eso crees tú.

-Si, bueno, lo que yo crea no afecta al resultado.

-¿Por qué?

-Porque el tiempo es previsible.

-Y por lo tanto no merece la pena pensar en ello.

-Eso es. Te estás portando muy bien hoy, Puta Cabeza. Empezaba a odiarte después del fin de semana que me has dado.

 -Tengo mis momentos.

-Y yo te los agradezco.

-¿Cómo?

-Creo que tendré la bici lista para esta tarde.

-¿Bici?

-Sí.

-Puta madre, wey, voy a elegir música.

-No. Hoy la música la elijo yo. Tú conduces.

-Gracias.

-Puta Cabeza, no es para tanto. Ambos sabemos quién manda aquí. ¿Cierto?

-Dímelo tú.

-Pues eso.

2 comentarios:

Estela dijo...

oye, háztelo mirar.

WASHOOE dijo...

No es para tanto, todo lo que escupo aquí no lo escupo en la calle. Mejor esto que estar por ahí drogándose. O igual no, quién sabe.