sábado, 28 de abril de 2012

Efecto causa efecto.

Las dos hormigas aladas recorrieron los túneles infinitos de aquella madeja subterránea. Siempre hacia arriba, claro. No dijeron nada por el camino, tan sólo se miraban en las curvas con un gesto condescendiente de aún-estoy-a-tu-lado. Después de unos minutos, llegaron a la superficie. Miraron al cielo y una de ellas empezó la conversación:

-Esta tarde va a llover.

-¿Cómo puedes saberlo?

-¿No te das cuenta? Están saliendo las hormigas, eso significa que va a llover.

-En ese caso, deberíamos volver al hormiguero.

-¿No quieres mojarte?

-No es eso. 

-¿Entonces?

-Lo que no quiero es que llueva.

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