domingo, 30 de julio de 2017

Ves

¿Ves?

Depresión, estrés, de yeso, 
al bies, de pies, inmerso
en la aviesa empresa del preso. 
Otro amanecer, sin nada que hacer.
Espeso. Tedioso. Es odioso rezar 
a Dios por permanecer ileso.

Eres presa del exceso, 
toses. No sé.
Y yo osé ver al revés, coser el verso.
Me expreso: me desprendo de la pose,
del corsé perverso del seso.

Y estiro mi prosa elástica. En vilo.
Convexo, como Esquilo, el sátiro que se tiró
a la mujer fantástica 
sobre el plástico de un vinilo.
En el sexo, a mí lo
que me quieras decir, dilo.

Al fin, y al filo, es vital, espabila,
el alfil de mi estilo se afila, se enroca,
se pone una fila de coca, ventila.
Te ataca, se apoca. 
Se saca la tranca tranquilo.
Desfila, destila su axila en tu boca.
Te esquila. Chupa un hilo de metal
para que gimas, granuja.
Y te presenta a su aguja,
te cose el ojal a rimas.
Sin más, viendo tus lágrimas
cuando el metal repuja
tu ano, como un común
cirujano que, a las malas,
y quemándolas a mano,
mandalas dibuja.




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