No tengo tele de momento. No la creo. Pero tengo gotelé en mi apartamento. Y aquí ando, ojeándolo entre tanto. Me entretengo, me lo leo. Me levanto. Riega la hiedra el llanto, medra urdiendo un tapiz. Trepa temprana, trepana. Rompe piedra la raiz. Cubre la leña el canto. Veo las siluetas que salen de la pared, que cosen el seco yeso, de esas que corren traviesas los muros que yo atravieso, mientras me muero de sed. Mientras se seca el exceso. Y eso que a veces parece que se cebe la escasez. Y tanto, como no hay agua no aguanto. Paro en seco, y me hincho de cualquier materia que huela a humedad, a mi edad. Y me agoto. Goteo. Me esparzo por todas las grietas de las paredes que rompo y converjo así en el centro del fresco, en el escorzo de un dibujo asimétrico. El universo elegante, un fractal de frac. ¿A caso es fatal el fracaso? Me pongo como se pone el arte cuando habla de sí mismo: imposible, impasible, impensable. Y luego firmo mis garabatos repetitivos con espirales que juegan a fugarse de mí. Es la ñapa de la araña, que tiende el mantel, la caña; y sabe que aquel no aguanta, y entiende que se tesele, que se le rompa la manta. Y tampoco tiene tele, porque sabe que engaña, y la araña cose y canta, y se aguanta hasta que duele. Pero el retel se daña. Y se apaña con la tele. Patrañas.
2 comentarios:
Creo, del verbo crear.
Origami con mi gato, a las 13:34, no te pinto la acuarela, pero te leo un rato. : )
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