jueves, 5 de marzo de 2015

Las líneas paralelas

Iba a sentarme a escribir unas líneas, algo profundo, a sangrar un poco, pero no me sale. Hace un día demasiado soleado para escribir algo profundo. Tengo demasiada resaca para sangrar. Así que voy a prescindir de la tercera dimensión, la profundidad. Dos dimensiones. Las líneas paralelas:

Secante viene de secare.
Las líneas secantes se casan. 
Se cansan. 
Se secan. 
Se caen.
Cesan.

Tangente viene de tangere.
Las lineas tangentes se atacan.
Se acatan.
Se acotan.
Se tocan.
Cortan.

Perpendicular viene de pendere.
Las líneas perpendiculares se pertenecen.
Se desprecian.
Se preceden.
Se parecen.
Perecen.

Las líneas paralelas, sin embargo, son otra puta movida. En primer lugar, paralela tiene una etimología mucho más lírica. Y me explico: quiere decir al lado el uno del otro. Hay que salirse del folio para saber que son paralelas. Es matemáticamente perfecto (porque perfecto viene de per facere, llevar a cabo algo completamente). Su propia existencia requiere de dualidad, de reciprocidad, de reflexión. Pero paralelas son cada una de ellas, aunque no puedan definirse paralelas sólo por sí mismas. Por otra parte, y esto es fundamental, una línea paralela no es paralela hasta que henchimos (del verbo henchir) el marco de observación. Y como todo en esta puta vida, cambia cuando cambias el marco de medición o modificas el punto de vista. No hablaré del punto de vista porque esto son dos dimensiones y no cambia nada. Y no cambia nada, porque nunca cambia nada, pero eso es otra historia. Una historia paralela, quizá. Lo realmente épico de las líneas paralelas es que hasta que no llevas el marco de observación hasta el infinito, no puedes comprobar que no se han tocado nunca. Entonces ya habrían dejado de ser paralelas. Porque ellas se quieren tocar, claro, son paralelas pero no gilipollas. Lo que pasa es que las miran, las están midiendo. Además, para saber que no se han tocado, haría falta llevar a cabo la medición completamente, hasta el infinito, per facere. Pero eso no se puede hacer. Por eso son etimológicamente perfectas, porque son puro concepto. Y las rayas se rayan (del verbo rayar), y hacen como que no interactúan, y actúan como que no se interesan, y se tensan, y nunca se inter-sectan. Quieren ser tangentes: para tocar. Y con todo esto en la cabeza (y en el boli), y resaca de calimocho hecho con vino caro en bares cool a los que no sabría volver solo, paro, porque estoy a pocas líneas de empezar con A ti lo que te pasa es que te sobra la masa… y el blues es para por las noches.

De las oblicuas hablaré un día de viento y lluvia. O quizás no.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Si hinches el marco de observación quiere decir que éste tiene un límite y estarías poniendo límites al infinito. Porque henchir, del verbo henchir, viene de implere y significa colmar o llenar. Y llenar puedes llenar un espacio tú mismo, colmando el infinito si quieres, pero no ponerle puertas al campo cósmico de lo inabarcable. Puedes ampliar el marco de observación y luego ya si eso te vas hinchiendo y lo llenas. Pero hínchete tú, ¿no?

WASHOOE dijo...

El marco de observación tiene límites, puesto que es un marco. Es mas, no tiene limites, el marco mismo es un límite para la observación. Ha elegido la única acepcion de la palabra henchir coherente con su argumento. Enhorabuena, ha incurrido usted en dos falacias simultáneamente, la falacia del blanco y negro y la del espantapájaros.

Anónimo dijo...

Estaba usted hablando de paralelas y del infinito.
Léame bien. No trato de ridiculizar su uso de henchir, únicamente apunto que usted puede ampliar el marco lo que quiera, pero que henchirlo, por lo que significa, sólo puede hacerlo, en este caso, el observador. El marco puede henchir el infinito y el observador puede henchir el marco.
No es necesario pelear.

WASHOOE dijo...

Amado lector, me temo que se está haciendo usted un lío, le invito a la relectura de sus comentarios. Observará entones que no hay argumento. Y sin argumeno no hay discusión, eso es un hecho.

Anónimo dijo...

No había argumento, tan sólo duda y ánimo de compartir. Puedo haber incurrido en el error de interpretar su respuesta como una embestida.

Su última entrada está muy bien, por cierto, es usted muy fenomenológico. Por suerte o por desgracia tiene algo de kantiano.

WASHOOE dijo...

Relectura.

Anónimo dijo...

Es usted duro. Fenomenológicamente duro.