Me he sentado a escribir. Pero no puedo. No me concentro. Creo que es porque hay una mosca luchando contra el cristal de mi ventana. No para de hacer ruido. Está atrapada entre la cortina y el vidrio. Vuela a trompicones. He probado a abrir la ventana y la he invitado a salir. Es lo mejor. Pero no quiere. Jodida mosca obstinada. Prefiere el limbo. Prefiere estar dentro de mi cuarto y mirar el mundo desde allí. Otros la hubieran matado. Yo ya no mato moscas, porque he aprendido que sólo la vida es importante. He intentado hablar con ella, pero ni caso. No quiere saber nada del asunto. Jodida mosca, el ruido que hace. Y a veces se calla, y se la echa de menos; y aveces alborota y se la echa de más. Un momento. Se ha callado. Pero es tarde, ya no puedo escribir. No me concentro.

No hay comentarios:
Publicar un comentario