NUEVA ESPECIE DESCUBIERTA: EL TALANDRACO

DE LA ESTUPIDEZ Y LAS MALAS MANERAS

Queridos niños, amigos todos:

Quisiera advertiros de la existencia de una nueva raza, un nuevo estrato social en peligro de expansión, una especie de horda de animales infrarracionales con DNI, trabajo y, en algunos casos, hasta capacidad para articular sonidos comprensibles al oído humano. Y es cuando te encuentras con uno de estos seres cuando te das cuenta de que (y citaré al cuñao) “hay gente pa’ tó’”. Como no es una especie catalogada, me permitiré el lujo de bautizarla yo, les llamaremos “talandracos” (término acuñado por Jesulín y, hasta el día de hoy, carente de significado).

Algunas veces, en los momentos más inesperados, la casualidad, el azar, el destino, la conjunción de los astros, o simplemente la puta mala suerte hacen que uno de estos seres se cruce en tu camino. Muchas de estas veces ocurre de forma brusca (ejemplo: cuando tocas con el coche de uno de estos individuos). Lo más curioso es que esta mañana alguien me dijo –Hace un día cojonudo-, a lo que yo, medio de coña le respondí –Verás como viene alguien y te lo jode-, recordando el mensaje de uno de esos azulejos que cuelgan de las paredes de algunas tascas (compendios de sabiduría cerámica castiza).

Pues bien, me meto en la historia sin más rodeos:

Esta mañana me encontraba grabando un plano de un anuncio para unos cines de Madrid, en el que interpreto a un tipo que va en el coche con su novia. Para dicho plano hacía falta que entrara en un parking, después de lo cual, había de recuperar la posición inicial para repetir la toma. Dando marcha atrás en la cuesta arriba del parking (mala idea, lo sé), a la velocidad del desplazamiento de las placas continentales, he sentido un leve toque, algo similar a cuando aparcas y tocas el coche de detrás. Transcurrido un nanosegundo, un tipo de estos, un auténtico espécimen masculino de talandraco adulto, ha salido de su, creo recordar, Seat Toledo y ha empezado a montar un sainete del copón, incluidos gritos, alusiones al precio de su coche y de una reparación que, por supuesto, nunca existió, patadas a la puerta del pobre SEAT, etc. He salido del coche y me he dirigido a él (al fin y al cabo asumo la culpa y la autoría del nefasto suceso), para contemplar atónito cómo, mientras soltaba todo tipo de absurdeces salidas de tono, su cara se iba transmutando, como un pokemon en plena evolución, hasta convertirse en la cara de un bull dog viejo y cabreado con el lechero de su barrio. Según iba balbuceando sandeces, ya con la cara completamente canina, una asquerosa baba salía de la comisura derecha de su boca, acentuando aún más la apariencia de estúpido homínido, momento en el que yo (y todos los presentes) hemos pensado que me iba a dar una galleta de las que no se mojan en leche. Aún a sabiendas de que se estaba rifando dicha galleta y yo era el puto amo de las papeletas, no me he movido de donde estaba; dicen que correr es de cobardes, y que el mundo es de los valientes (esto me lo dijo un día Rebeca y nunca lo he dejado de tener presente). Por suerte (sobre todo para mí), poco a poco, la adrenalina del talandraco en cuestión se ha ido disolviendo en la sangre que fluía por sus arterias, me atrevo a decir, anormalmente contraídas por la cocaína que había consumido el fin de semana pasado. Se conoce que en ese momento la única neurona que poblaba su esponjiforme y raquítico cerebro, en un hercúleo esfuerzo sobrehumano, ha salido de su sopor momentáneamente para deducir un sencillo silogismo que describo a continuación:

A) PRMERA PREMISA: Mi coche necesita una reparación, porque he jodido el capó, debido a mi puta mala cabeza, en alguna de esas sesiones de trance-tecno-electro-progressive, a las que acudo semanalmente enajenado por la drogaína y mi propia inconsciencia.

B) SEGUNDA PREMISA: El coche que acaba de tocarme puede solucionarme la reparación, y el tipo que lo conduce tiene cara de pringado.

C) CONCLUSIÓN: Le endoso el marrón al tipo del coche.

La solitaria neurona ha puesto en marcha el sistema motriz del talandraco en cuestión para abrir el capó del coche e intentar hacernos creer que le había jodido el sistema de apertura o no sé qué hostias.

En ese momento ha llegado el director del corto para decirle que había un seguro de rodaje contratado para esas cosas (aprovecho para agradecerles la comprensión y la capacidad que han tenido para sobreponerse a los acontecimientos). La palabra SEGURO ha acallado sus gritos y aspavientos como una chuleta sangrienta acalla a un perro de pelea enfurecido. Mucha, mucha cara.

Pues eso es todo. A mí me ha cortado todo el roooooollo (como diría Romero), pero la buena gente de la que, por suerte (y muchas veces también por casualidad), suelo rodearme se ha encargado de que no me rayara mucho.

Quisiera advertir que el coche del sujeto que nos ocupa lucía una bonita bandera de España, acompañada por varias hojas de marihuana (la de la parte de atrás de color plateado cromado) pegadas en la chapa. Ya sabéis, otra víctima del Reggaeton-Chill out.

La historia acaba aquí. Nada más por mi parte, salvo desearos un feliz Junio colmado de buenas noticias en las corcheras de las universidades, que el viento sople en las centrales eólicas, que el sol brille en los campos de marihuana, que el calor no derrita las chocolatinas y que nadie nunca os levante la voz ni os corte el rollo.

UN ABRAZOOOOOOOOOOOOOOOOO!