lunes, 21 de diciembre de 2009

Crítica a la película "Avatar"

Cuidado, hay spoilers.

“Con buena picha bien se jode”, o lo que es lo mismo, con 400 millones de dólares (coste total redondeado de producción) era casi exigible que la película estuviera a la altura que está. Con todo esto por delante... peliculón.


Avatar es un precioso ejemplo de cómo la inversión en efectos digitales y generación virtual está más que justificada y deja de ser un simple reclamo visual cuando la técnica se pone al servicio de la narrativa, y para muestra:


  • Los tiros de cámara se han decidido sin ataduras económicas ni físicas, una de las grandes ventajas de trabajar casi en un cien por cien de entornos virtuales o digitales. El ejemplo más claro es el seguimiento de los guerreros en la batalla aérea del final.
  • Los entornos hiperrealistas del bosque hacen que sintamos en todo momento el asombro y la admiración del personaje principal y fomentan así la empatía hacia el mismo, sobre todo en las imágenes del primer acto de la película, por ejemplo, cuando ella empieza a enseñarle el mundo en el que vive.
  • A la hora de generar un mundo distinto al que conocemos, la increíble precisión de los efectos digitales que ha utilizado Cameron permite prescindir de lo que ya sabemos acerca de la naturaleza e innovar en cuanto a colores, formas, movimientos o comportamientos de especies y mostrar algo cuya belleza reside en su rareza; esa rara avis que sobrecogió a Darwin, pero contada trescientos cincuenta años después.


Aunque la película es básicamente un remake de Pocahontas, sería injusto no reconocerle a Cameron el mérito del argumento en algunos casos, profundamente crítico en muchos aspectos con la realidad global que vive nuestro planeta. El sargento (la encarnación del mal y la tiranía tecnocrática en la peli) dice We will fight terror with terror llegado un punto de la película y segundos después acalla un posible motín con las palabras It’s a preventive war. Quien tenga ojos para ver, que vea.


Durante gran parte de la película se nos acercan ciertos conceptos como el sentimiento orgullosos de pertenencia a un grupo social menor, como la familia o la tribu, el apego a lo orgánico y lo sencillo o el desarraigo que produce la sociedad moderna. A través de un protagonista al que su sociedad ha arrancado de cuajo la libertad dejándole paralítico observamos un mundo nuevo, lleno de posibilidades y de esperanzas, un mundo en el que el espectador respira mejor, a lo que Cameron da un contrapunto: nos muestra una atmósfera que mata al ser humano contrapuesta a un planteamiento visual más que agradable a la vista, frondoso, exuberante y que encarna todo lo que entendemos por Madre Naturaleza.


Muy en esta sintonía, el realizador dosifica con una precisión bascular los sentimientos de naturaleza protectora y naturaleza peligrosa, enseñándonos una Madre Tierra que no toma partido en nada y se limita a arbitrar el equilibrio del entorno (algo que después verbaliza por boca de ella). Y algo también que luego desmiente en el gran giro final de la película (que, por supuesto, no voy a adelantar).



Dos curiosidades visuales:


  • Varias veces en la película se nos muestra un ritual en el que el pueblo baila sentado alrededor de un árbol, escena que representa claramente un guiño (pensemos mejor en eso que en un plagio) a unas imágenes que aparecen en el documental Baraka. Quien lo haya visto reconocerá la escena inmediatamente.
  • Cuando el protagonista (no el avatar) se encuentra con la chica, está muy débil porque se le está acabando el oxígeno y ella le sostiene en sus brazos en una imagen perfectamente compuesta que recuerda (parece que intencionadamente) a La Piedad de Miguel Ángel. El momento de la película, las proporciones de los personajes y el contexto dramático dejan bien claro que se trata de la Madre Tierra acogiendo en su seno a su ser protegido (lo mismo que ha inspirado a la imaginería religiosa a repetir La Piedad tantísimas veces).


Como consejo, y para los que anden bien de dinero y de tiempo, la película pide dos lecturas. Una en 2D atendiendo a la historia y al mensaje implícito, limpio, noble y admirable. Y otra en 3D, babeando con los efectos de realidad conseguidos y con el trepidante montaje en las escenas de acción.

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